Apple está impulsando una transformación significativa en su cadena de suministro global con la intención de que la mayoría de los iPhones que se venden en Estados Unidos sean ensamblados en India para finales de 2026. Esta estrategia responde al objetivo de reducir la dependencia de China como su principal centro de fabricación, en medio de tensiones comerciales y aranceles que amenazan con encarecer sus productos.
Actualmente, aproximadamente el 80% de los iPhones vendidos en Estados Unidos provienen de fábricas chinas. Sin embargo, los crecientes riesgos asociados a las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, así como las nuevas políticas arancelarias, han obligado a la compañía a buscar alternativas para proteger su cadena de producción y mantener su competitividad en el mercado.
En este contexto, Apple ha intensificado las conversaciones con fabricantes como Foxconn y Tata, dos socios estratégicos que ya tienen operaciones importantes en India. El objetivo es acelerar el traslado de la producción de modelos destinados al mercado estadounidense hacia este país asiático, que en los últimos años ha promovido activamente su industria de manufactura tecnológica como parte de su iniciativa «Make in India».
A pesar de que producir en India implica nuevos retos, entre ellos un costo de fabricación de un 5% a un 10% más alto que en China, la compañía cree que las ventajas estratégicas de diversificar su producción compensan los gastos adicionales. Asimismo, al manufacturar localmente, pretende reducir el efecto de tarifas más elevadas, similares a las que anteriormente complicaron la importación de dispositivos móviles durante gobiernos pasados en Estados Unidos.
Recientemente, Apple logró enviar desde India alrededor de 600 toneladas de iPhones, equivalentes a un valor aproximado de 2,000 millones de dólares, como parte de su esfuerzo por anticiparse a medidas comerciales restrictivas. Este hito marcó un récord para las operaciones de exportación de empresas como Tata y Foxconn desde territorio indio.
La estrategia de relocalización de la producción hacia India también responde a una tendencia más amplia entre las principales multinacionales tecnológicas, que buscan reducir su exposición a los riesgos políticos y económicos de depender en exceso de un solo país para la manufactura. India, con su vasto mercado interno, incentivos gubernamentales y mano de obra joven y capacitada, se perfila como un actor cada vez más importante en la cadena de suministro global de tecnología.
Sin embargo, el cambio enfrenta varios desafíos. Aunque el gobierno de la India intenta atraer inversiones del exterior, los elevados impuestos sobre componentes importados aumentan los costos de producción local respecto a otras naciones. Asimismo, factores como la infraestructura, la logística y la formación técnica continúan siendo obstáculos que las compañías deben superar para ampliar sus operaciones de forma eficiente.
Apple, al tanto de estos desafíos, sigue trabajando de cerca con sus aliados de fabricación para perfeccionar procedimientos, elevar la calidad en la producción y asegurar que el cambio de operaciones no perjudique su prestigio en cuanto a altos niveles de calidad.
Con más de 60 millones de iPhones vendidos cada año en el mercado de los Estados Unidos, esta reorganización de la cadena de suministro representa una estrategia esencial para el porvenir de la compañía. Conseguir que la mayoría de estos aparatos porten la etiqueta «Hecho en India» en lugar de «Hecho en China» no solo tendría un efecto simbólico, sino también en términos comerciales y políticos.
Este ajuste podría transformar las dinámicas de la producción tecnológica a escala mundial, estableciendo a India como un núcleo de fabricación de tecnología avanzada, mientras Apple se sigue ajustando a un entorno económico y geopolítico en continuo cambio.