“ Antes veíamos desfiles de Ferrari, millones de dólares en efectivo detrás de las gradas », comenta Pierre Quirin, editor de música congoleña, habitual del Mercado Internacional de Edición Discográfica y Musical (Midem). 2024 marca una nueva era para el encuentro musical profesional, que destaca la inteligencia artificial y las presentaciones en vivo.
Después de años de moribunda música y de la crisis sanitaria de 2020, el festival renace en 2023, bajo la dirección del ayuntamiento de Cannes, que compró la marca. “ El mercado de la música vuelve a estar en color. La creación del impuesto al streaming es un buen indicador de esta dinámica. En Francia, cuando las cosas van bien, creamos impuestos », declaró David Lisnard (LR), alcalde de Cannes, en su discurso de apertura.
Para desempolvar esta institución abandonada por la profesión, se ha desarrollado una nueva fórmula, con una nueva grafía: MIDƐM + 24. Los stands han sido sustituidos por conferencias, talleres y una aplicación digital. Pero el evento creado en 1967 pretende seguir reuniendo a los músicos para discutir las cuestiones que afectan a su sector, establecer contactos, formar asociaciones y firmar contratos.
» Estamos jodidos «
Durante tres días, majors, sellos independientes, artistas y políticos se reunieron para hablar sobre las oportunidades y amenazas que representa la inteligencia artificial para la industria musical. Stewart Copeland, ex baterista del grupo Police y padrino de Midem+, deslizó un poco de humor: » Estamos jodidos «. Jean-Michel Jarre, patrocinador de todo el evento, se mostró más entusiasmado: “ Al contrario de lo que mucha gente piensa, esta tecnología es neutral. Todo depende de lo que hagas con él. Hoy en día, las herramientas que lo utilizan son primitivas en el campo del sonido, pero más desarrolladas en la escritura y la imaginería.mi. »
También se trataron temas menos comunes. Christophe Rioux, profesor especializado en industrias culturales y creativas de Sciences Po, habló para concienciar a los profesionales sobre “ efectos secundarios de las industrias sólidas «. “ El sonido es un problema de salud pública. Los estudios demuestran que la compresión del sonido daña el canal auditivo y altera el cerebro. El acceso a un sonido de calidad es un verdadero problema social «, él dice.
Para encarnar la nueva vitalidad de esta fiesta musical, las plataformas de streaming fueron parte de la fiesta. Spotify y Deezer han hablado del reparto de la remuneración en streaming. Y compartieron su deseo de compensar mejor a los artistas mediante la lucha contra las transmisiones fraudulentas y la limitación de las pistas de “ruido”, esa música ambiental que devora el volumen de escucha. Una intervención que no pasó desapercibida para Iban García Del Blanco, parlamentario europeo autor de un informe sobre el tema. Las redes sociales – Meta, Tiktok, Youtube – que desempeñan un papel activo en la difusión de la música, estuvieron ausentes.
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