Replicando el estilo Ghibli con inteligencia artificial.

https://media.vandalsports.com/i/1200x900/3-2025/2025327174344_1.jpg

En la actualidad, las imágenes creadas mediante inteligencia artificial (IA) siguiendo el estilo del conocido estudio de animación japonés, Studio Ghibli, han capturado la atención de los internautas en redes sociales. Estas experiencias, posibilitadas por plataformas como ChatGPT, han habilitado a los usuarios a convertir imágenes, desde fotografías personales hasta memes virales, con la distintiva apariencia de las obras cinematográficas de Hayao Miyazaki. No obstante, este fenómeno ha suscitado una serie de inquietudes sobre los derechos de autor y la ética de emplear la IA en la creación artística.

El fenómeno empezó a llamar la atención cuando personas comenzaron a difundir sus imágenes «ghiblificadas», como la de un gato convertido en personaje de anime, o la reconocida imagen del meme «Disaster Girl», que muestra a una niña frente a una casa en llamas. Estas transformaciones adoptan el distintivo estilo visual que ha hecho célebre a Studio Ghibli, famoso por sus animaciones detalladas y tramas llenas de fantasía. Aunque muchos se mostraron entusiasmados con los resultados, estas prácticas han generado un debate sobre la ética de replicar el estilo de un artista sin su consentimiento explícito.

El asunto de los derechos de autor en la inteligencia artificial se centra principalmente en el hecho de que las herramientas que producen este tipo de imágenes son entrenadas con amplias colecciones que incluyen obras sujetas a derechos de autor. La cuestión principal que se plantea es si los desarrolladores de estas herramientas cuentan o no con las licencias necesarias para utilizar dicho material en el entrenamiento de la IA. Aunque las leyes de derechos de autor generalmente no cubren los estilos artísticos per se, sí pueden proteger aspectos específicos de una obra, lo que representa retos legales si el estilo de un artista reconocido como Miyazaki se replica sin permiso.

Desde su lanzamiento, OpenAI, la compañía responsable de ChatGPT, ha fomentado este tipo de ensayos, incluso en su plataforma social, donde su CEO actualizó su foto de perfil con una imagen generada al estilo Ghibli. Sin embargo, la empresa ha sido cuidadosa, asegurando que la herramienta evita reproducir el estilo de artistas contemporáneos, permitiendo en cambio la creación de imágenes inspiradas en estilos más amplios. A pesar de estas precauciones, la incertidumbre sobre las licencias de los materiales utilizados para entrenar la IA continúa siendo una inquietud, especialmente para los artistas que podrían ser perjudicados si sus estilos se comercializan sin recibir retribución alguna.

Este dilema fue indicado por especialistas en derechos de autor como Josh Weigensberg, quien subrayó que si las herramientas de IA carecen de la licencia apropiada para utilizar las obras de artistas como Miyazaki, el empleo de sus estilos podría considerarse una violación. De este modo, la legalidad del uso de creaciones protegidas por derechos de autor en el contexto de la IA sigue siendo un tema complejo y en constante desarrollo.

Por otro lado, algunos personajes del ámbito artístico, como Hayao Miyazaki, han manifestado su escepticismo respecto al uso de inteligencia artificial en la animación. Miyazaki, célebre por su enfoque artesanal y minucioso, ha expresado su desaprobación hacia la IA en el arte, refiriéndose a esta tecnología como un «insulto a la vida misma». Sus comentarios se fundamentan en su inquietud de que la IA no sea capaz de captar la esencia humana y emotiva de las obras artísticas, especialmente en el área de la animación.

Por otro lado, figuras del mundo artístico, como Hayao Miyazaki, se han mostrado escépticas ante la idea de utilizar inteligencia artificial en la animación. Miyazaki, conocido por su enfoque manual y detallado, ha expresado su desdén hacia la IA en el arte, calificando este tipo de tecnología como un «insulto a la vida misma». Sus declaraciones se han basado en su preocupación de que la IA no pueda capturar la esencia humana y emocional de las obras de arte, especialmente en el contexto de la animación.

La discusión sobre la IA y el arte refleja un panorama más amplio sobre el impacto de la tecnología en las industrias creativas. A medida que estas herramientas continúan avanzando, es probable que se intensifiquen los debates sobre cómo equilibrar la innovación tecnológica con la protección de los derechos de los creadores humanos. En este sentido, los artistas y las entidades legales deberán encontrar nuevas formas de adaptar las leyes de propiedad intelectual a un mundo cada vez más digitalizado y automatizado.