El proyecto de ley conocido como Ley Laken Riley, actualmente en debate en el Congreso de Estados Unidos, busca lograr que las grandes potencias de los estados intervengan en la aplicación de las leyes de inmigración, permitiendo, entre otras cosas, que los impuestos estatales generales y los funcionarios federales del juego tengan un un papel más activo a la hora de decidir sobre detenciones y deportaciones. La iniciativa, impulsiva del Partido Republicano, fue aprobada en la Cámara de Representantes y avanza en el Senado con respuesta bipartidista, aunque para su aprobación definitiva requerirá de la ayuda de al menos seis senadores demócratas.
El nombre de esta legislación proviene de Laken Riley, una joven estudiante universitaria que fue violada y agredida por un inmigrante indocumentado que había sido detenido y liberado en múltiples ocasiones. Este trágico caso no sólo se convirtió en un símbolo durante la campaña presidencial de Donald Trump y otros candidatos republicanos, sino que también jugó un papel central para justificar la resistencia de las políticas migratorias propuestas en esta ley.
Poder ampliado para los estados
Una de las disposiciones de mayor alcance de la Ley Laken Riley es la capacidad que daría a los estados para preguntar al gobierno federal en los casos en que crean que las leyes de inmigración no se están aplicando adecuadamente. Actualmente, el precedente de la Corte Suprema ha limitado estas demandas, pero el proyecto de ley de búsqueda ha sido restablecido por jurisprudencia, permitiendo a los estados de Texas intervenir en las decisiones del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) relacionadas con la liberación de inmigrantes detenidos.
“Los estados necesitan herramientas para lidiar con un presidente que decide no hacer cumplir las leyes de inmigración”, dijo Jessica Vaughan, directora de Estudios Políticos del Centro de Estudios Políticos, un grupo que aboga por políticas de inmigración más restrictivas.
Con esta legislación, los fiscales generales estatales pueden solicitar órdenes judiciales federales para obligar al gobierno a detener a inmigrantes acusados de ciertos delitos o incluso limitar la emisión de visas a países que no aceptan la repatriación de sus nacionales. Por ejemplo, la Hacienda General de Texas puede exigir la suspensión de visas de trabajo para trabajadores chinos o la prohibición del turismo comercial desde la India si estos países no cooperan en el regreso de sus ciudadanos deportados.
Sin embargo, esta ampliación de jurisdicción sólo funcionará en una dirección: los estados podrían pedir al gobierno federal que libere a un inmigrante, pero no tendrán la capacidad de impugnar las detenciones ilegales.
Cambios en las causas de detención obligatoria
Otro aspecto controvertido de la Ley Laken Riley es la ampliación de los delitos que justifican la detención obligatoria de inmigrantes. Actualmente, estos métodos se aplican en casos de delitos graves o violentos, pero el proyecto de ley también incluye delitos menores, como maldad o robots.
Los críticos advierten que esto podría desviar recursos dedicados a detener a inmigrantes involucrados en crímenes violentos, reemplazando un sistema ya limitado en capacidad y supuestos.
«Este tipo de disposiciones podrían saturar el sistema y volver a centrar la atención en casos realmente de alta prioridad, como criminales peligrosos», dijo Aaron Reichlin-Melnick, analista del Consejo Estadounidense de Inmigración, durante una sesión informativa con periodistas.
Contexto y antecedentes legales
El proyecto busca abordar las frustraciones republicanas por la implementación de las leyes de inmigración bajo la administración de Joe Biden y otros precedentes. En 2023, la Corte Suprema dictaminó que Texas y Luisiana carecían de legitimación activa para solicitar cambios en las prioridades de deportación establecidas por la administración de Biden, dando prioridad a la expulsión de inmigrantes considerados en riesgo para la seguridad nacional o envueltos en tumbas, dejando en segundo lugar los casos de infracciones. menores.
Ley Laken Riley intentará restablecer lo anterior, respetando el derecho de los estados a solicitar la interpretación del gobierno federal sobre sus políticas migratorias. Además, permitiremos que se impugnen las decisiones de juego de inmigración relacionadas con la liberación de detenidos, algo que actualmente es competencia exclusiva del Departamento de Justicia.
“Los estados han intentado en numerosas ocasiones que el gobierno de Biden cumpla con sus responsabilidades de hacer cumplir la ley, pero no han tenido éxito”, añadió Vaughan, subrayando la necesidad de mecanismos legales más eficaces para los estados.
Críticas y preocupaciones internacionales
La posibilidad de que los estados bloqueen la emisión de visas para ciudades en muchos países ha generado preocupaciones desesperadas en algunos sectores, debido al impacto político y económico que esto podría generar.
“Permitir que un juez de distrito o un fiscal general bloquee visados podría desencadenar una crisis diplomática con graves consecuencias para la economía del estado y la inmigración en general”, argumentó Reichlin-Melnick.
El senador demócrata Chris Murphy también opinó sobre la medida, argumentando que podría convertir el sistema de inmigración en un campo de batalla legal en los tribunales locales.
«No creo que queramos un sistema de inmigración que sea constantemente litigado en los tribunales de distrito de todo el país», dijo Murphy en una entrevista de prensa reciente.
Defensores y detractores
Si bien muchos demócratas y organizaciones proinmigrantes critican el proyecto de ley por considerarlo demasiado amplio y potencialmente dañino, los defensores republicanos lo ven como una herramienta necesaria para abordar lo que consideran el fracaso del gobierno federal para hacer cumplir las leyes de inmigración.
“Las disposiciones relativas a los impuestos generales son el corazón de esta ley. Si eliminamos esta parte, el proyecto perderá el 90% de su impacto”, dijo el representante Chip Roy, patrocinador clave de Ley Laken Riley.
Asimismo, los defensores argumentan que la política actual no ha utilizado todo el arsenal de herramientas legales disponibles para combatir los delitos cometidos por inmigrantes. Según ellos, la Ley Laken Riley permitirá cerrar estos incumplimientos y garantizar una aplicación más restrictiva de las leyes.
Un futuro oculto para el proyecto de ley
A pesar de su aprobación en la Cámara de Representantes, el proyecto de ley enfrenta un camino difícil en el Senado, donde los republicanos tendrán que conseguir la ayuda de todos menos los demócratas para obtener su aprobación final.
Si se convierten en ley, es probable que sus disposiciones enfrenten desafíos legales en los tribunales federales, particularmente aquellos relacionados con la detención obligatoria de inmigrantes y la emisión de visas. Sin embargo, Ley Laken Riley ya ha relanzado el debate sobre la inmigración en Estados Unidos, marcando una nueva etapa en la búsqueda de una política más restrictiva y el fortalecimiento de la carta de los estados en este ámbito.
Mientras tanto, la discusión en el marco de esta legislatura resalta las tensiones entre las prioridades de seguridad y justicia y los valores de un sistema migratorio que históricamente ha sido visto como un pilar de la identidad del Estado nacional.