Tres ciudades bajo ataque de las mafias y masacre en una prisión de Ecuador

Tres días después de descontrol total, por un amotinamiento carcelario durante el cual los presos mantuvieron retenidos a decenas de guías penitenciarios, la madrugada de este martes, un operativo combinado de las Fuerzas Armadas y la Policía, con un contingente de 2.700 efectivos, y el uso de tanquetas, penetró en la Penitenciaria del Litoral, en Guayaquil, Ecuador. El cuadro que descubrieron al ingresar a los pabellones fue atroz: cuerpos mutilados, otros incinerados, decapitados o eviscerados. La Unidad de Criminalística de la Policía y los equipos de forenses tuvieron dificultad para hacer el levantamiento de los cadáveres; finalmente, se informó de 31 muertos y 11 heridos; las autoridades anunciaron que se retomó el control de la Penitenciaría.

Se especula como la causa del ajuste de cuentas y la sevicia con los cuerpos, la ruptura de una tregua acordada, tiempo atrás, entre las bandas de Los Lobos y los Tiguerones, vinculados a los cárteles mexicanos. Fueron días de tensión porque desde afuera, se escuchaban disparos mientras que en las redes circulaban horrendas imágenes de ajusticiamiento a los presos, y los familiares, apostados en las afueras del centro, clamaban por información de sus seres queridos.

Una sensación de angustia e indefensión se cierne sobre Ecuador, sometido a una ola de violencia que no da tregua al punto de que, este martes, Esmeraldas, capital de la provincia del mismo nombre, debió suspender todas las actividades públicas y privadas por los atentados con explosivos a varias instituciones; el incendio de un sinnúmero de vehículos, disparos cerca de escuelas y colegios y hasta un amotinamiento en la cárcel local. El pánico se apoderó de todos; los comercios cerraron sus puertas y la gente se encerró en sus casas, dejando la ciudad a merced de las bandas armadas. Una imagen antes nunca vista.

Todo esto en medio de la campaña electoral para elegir nuevo presidente de la República y un nuevo Congreso, el 20 de agosto próximo.

El fin de semana hubo conmoción por el asesinado del alcalde de la ciudad costera de Manta, Agustín Intriago, mientras visitaba las obras en una parroquia de su ciudad. Lo acribillaron por la espada con un arma tipo fusil, según ha dicho la Policía, que al poco tiempo capturó a un ciudadano de origen venezolano, que habría caído herido al ser alcanzado por el disparo de un agente que custodiaba al alcalde; se encuentra en una casa de salud y será clave para conocer a los autores intelectuales. De 38 años, Intriago repetía la alcaldía con el respaldo mayoritario de su pueblo, que lo volvió a elegir, el pasado 5 de febrero, obteniendo el 57,2% de los votos. Representaba al movimiento local ‘Ciudadano Mejor Ciudad’, que creó en 2018.

Las cifras de la violencia

La gente todavía se pregunta cómo pasó el Ecuador de ser llamado «isla de paz» a volverse uno de los países más violentos de la región, con cifras que abruman, y no pocos enumeran varios hechos y decisiones que habrían contribuido para llegar a este momento peligroso. Hablan de 2009 cuando en el Gobierno de Rafael Correa decidió no renovar el convenio de la Basa de Manta, un centro de monitoreo de Estados Unidos en el Pacifico, operado por ecuatorianos, que disuadía el narcotráfico; mencionan la política de «puertas abiertas» que el mismo gobierno implementó, en 2008, al eliminar el requisito de visado para todos los países del mundo, que propició la llegada de todo tipo de personas, incluido personajes de la mafia albanesa; la despenalización de la tabla de consumo (dosis personal), en 2013, que incentivó el microtráfico, así como el crecimiento exponencial del cultivo de coca en Colombia, que incrementó el narcotráfico, como también el aumento del consumo en Estados Unidos, Europa y el consumo interno en el propio país.

Las cifras de la violencia en Ecuador hablan de un país fuera de control. Entre enero y junio se han registrado 3.513 asesinatos, lo que representa un aumento del 58% respecto del 2022. Y las de la criminalidad proyectan que el año cerrará con un promedio de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, que le convierten a Ecuador en uno de los países más violentos de la región. Un hecho que grafica los efectos de la violencia es que, en apenas tres meses, cuatro periodistas han debido abandonar Ecuador por amenazas del crimen organizado.