En este último día de noviembre, hace tanto frío en Helsinki como en el planeta tecnológico. Mientras nieva sobre la ciudad donde se celebra la feria Slush dedicada a las start-ups europeas, el fondo de capital riesgo británico Atomico presenta su informe anual. Con sólo 45 mil millones de dólares recaudados en 2023 (41,3 mil millones de euros), las empresas tecnológicas europeas sufren tras dos años de euforia: 100 mil millones para el año 2021 y 82 mil millones para el año 2022.
Enfriados, los 13.000 visitantes de este evento no lo están. Quizás porque los resultados mostrados por el Viejo Continente siguen siendo los terceros mejores históricamente, y son un 18% superiores a los de 2020, cuando Estados Unidos y China registraron respectivamente una caída del 1% y el 7% durante el mismo período.
El ambiente del evento tampoco se presta al desánimo. Sumergido en una oscuridad salpicada de neones y rayos de luz, el Centro de Exposiciones de Helsinki tuvo, durante dos días, más una discoteca que una feria comercial. Aunque, en términos de asistencia, el salón no compite con VivaTech en París (150.000 visitantes durante su última edición) o con el Web Summit de Lisboa (70.000).
Un sesgo apreciado
No lo pretende. Tras la cancelación de la edición de 2020 debido a la epidemia de Covid-19, los organizadores tomaron la decisión de reducir el número de participantes, que había alcanzado un máximo de 25.000 en 2019. «Antes intentábamos aumentar la audiencia del evento, pero decidimos centrarnos en lo que era más importante para los fundadores de las jóvenes empresas emergentes: la calidad de las discusiones». explica la directora general de Slush, Eerika Savolainen.
Un sesgo apreciado por los participantes del salón, que retoma los códigos de eventos de este tipo: conferencias impartidas por ponentes de prestigio, presentaciones de empresarios, lugares de delegaciones nacionales para presentar sus jóvenes brotes… Pero la esencia del espacio es dedicado a encuentros entre emprendedores e inversores, cada uno reconocible por el color de su distintivo.
Hay algo para todos. Sylvain Bataillard, cofundador de la start-up HyPrSpace que está desarrollando un microlanzador espacial destacado “la calidad de los inversores presentes”. Hamid Echarkaoui, que dirige Cryptr (ciberseguridad) y acaba de regresar de la Web Summit, lo aprecia “evento más acogedor y muy internacional”. Entre sus interlocutores ese día se encontraban indios y coreanos.
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